Esta serie de Netflix de producción libanesa relata la
historia de un escritor exitoso de novelas policíacas cuya fama se ve afectada
por una serie de asesinatos a su alrededor que lo hacen parecer el principal
sospechoso.
Los personajes principales, el escritor Yunes Gibrán y la
abogada Majdouline, conducen la trama a lo largo de treinta capítulos en los
que diversos personajes secundarios dan giros inesperados durante toda la
historia. Pese a algunos diálogos absurdos, escenas que sobran, alguna analepsis
confusa y actuaciones flojas en uno que otro personaje, la tensión se mantiene hasta
el último episodio.
En lo personal me parecieron interesantes las
particularidades del país y la región del Medio Oriente; desde el formato hasta
la ausencia de besos y, por supuesto, de escenas de cama; los simples abrazos son
la única muestra de sentimientos amorosos. Por supuesto que eso es muy
respetable y sin duda provoca que uno se interese por conocer más de cerca a la
sociedad libanesa.
Si uno se quedó huérfano de series de televisión, El
escritor es una buena recomendación. Seguramente para los seguidores del Suspenso
tendrán un buen ejercicio para adivinar quién o quiénes son los culpables, los
más entendidos lo sabrán desde los primeros episodios. En definitiva es una
buena historia.
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